Estos días han sido una montaña rusa. Tras pasar el covid mis ascendientes y un servidor, no han sido precisamente las mejores navidades de mi vida, aunque la recuperación ha merecido la pena para tirar abajo cientos de prejuicios que arrastraba en la vida. También me he desecho de muchos juegos modernos que casi solo jugaba por moda. Mi frikismo/japonismo ha hecho que me quede con solo los juegos que tiren en Mednafen, el c64/MSX, los roguelikes y las aventuras conversacionales. Tengo mejores opciones en una hora de GB, C64 o un Slashem, que cuatro con un simulador de recados en la 2GM destruyendo bases nazis y resolviendo misiones insustanciales. Aunque hay que reconocer que el juego es bonito, se hace pesado. Si Google recrease el París histórico en Street View con la iluminación de la época, pues quizá no necesitase videojuegos modernos en absoluto. Para qué? Si la mayoría de gente juega al GTA y clónicos para dar un paseo virtual y quedarse con las vistas. Pasa lo mismo con los MUDs. Mucha fantasía y tal, pero al final lo importante es el roleplay, la socialiczación y las interacciones virtuales. Por eso uno de los más visitados es IFMUD, donde se discute la fantasía de texto y es más un simulador urbano de tomar café y vivir locuras (el antecesor del IRC/chat) que un juego en sí. Por eso adoro el modo texto, en un dia puedes vivir mejores aventuras que con un clon del WOW en meses. Y te ayudan a ser mejor persona, pues aprendes a apreciar más la vida real. A todo esto, hay que reivindicar también los librojuegos y los juegos de rol de mesa, junto con juegos de mesa currados como uno de fugarse de una prisión nazi, donde hay aleatoriedad y estrategia a partes iguales. Es el futuro sin duda. Los chavales acabarán quemados de un mundo virtual masificado y hecho para quedarte dentro y consumas microtransacciones y atención y poco a poco volverán al mundo real. Es irónico que lo diga un geek/nerd como yo, pero si estás las 24 horas chequeando noticias, donde está la gracia?