¨QUE ES LA APOLOGETICA? (Tirado del folleto E.V.C. #343, 8a edici¢n 1991) Es tal la ignorancia religiosa que ha originado en M‚xico la malhadada escuela laica, que muy pocos, contados podemos decir, son los cat¢licos que tienen de su Religi¢n un conocimiento correcto, pues el que de ella tiene la inmensa mayor¡a es tan superficial y no pocas veces hasta tan equivocado, que su religi¢n resulta una rid¡cula caricatura del Catolicismo. Y si no conocen bien las doctrinas de la Religi¢n Cat¢lica, mucho menos conocer n sus fundamentos, ni la demostraci¢n de la verdad de ellas, ni siquiera les pasa por la imaginaci¢n que tal demostraci¢n pueda existir. A£n siendo personas cultas en ciencias profanas, generalmente no tienen la m s remota idea de que pueda demostrarse la Religi¢n, pues mal entendiendo la frase "la fe debe ser ciega", con la que se significa que la fe debe ser completa, firme, absoluta, creen que trat ndose de Religi¢n no cabe demostraci¢n, de sentido, que simplemente se cree o no se cree lo que ella ense¤a. [...] Algunos errores en Religi¢n que suelen ser comunes entre los cat¢licos. * El catolicismo impone sus dogmas a la fuerza. * La ciencia y la Religi¢n son incompatibles. * La Religi¢n no puede ser cient¡fica. [...] * La infalibilidad del Papa consiste en que nunca puede pecar. * Todas las religiones son buenas. * Hay algunas sectas protestantes casi iguales al Catolicismo. * Los que se llaman "evang‚licos" no son protestantes. [...] * Puede serse cat¢lico y mas¢n, o te¢sofo, o impersonal, o espiritualista. * Jesucristo fue el primer comunista. * Es mejor creyente el qu es m s cr‚dulo. [...]. Vamos a refutar de estos errores los que tienen mayor relaci¢n con el tema de que trata este Folleto. Comencemos por el listado en primer lugar, demostrando que.... El Catolicismo no impone sus dogmas a la fuerza. Gracias a la ignorancia religiosa tan general en M‚xico [o en cualquier pa¡s], los enemigos del Catolicismo hacen aceptar a no pocas personas la idea de que el Catolicismo impone sus dogmas a la fuerza y como el hombre, que es un ser racional, se resiste CON PLENA RAZON a aceptar imposiciones arbitrarias, esta idea esclavizante contribuye con no poca frecuencia a apartarnos de su Religi¢n. Afirman los enemigos del Catolicismo que la Iglesia impone sus dogmas a la fuerza, porque dice a los fieles que si no aceptan sus ense¤anzas ir n al infierno y efectivamente as¡ es, pero al decir esto no est  dando las razones que hay para creer en dichas ense¤anzas, sino simplemente constata el hecho de que quien niega las doctrinas cat¢licas, ser  condenado al infierno, lo que no quiere decir que no existan y hasta en superabundancia las razones para creer en ellas. Quien conoce bien el Catolicismo sabe que ‚l no impone nada a la fuerza, puesto que nos da la raz¢n de todo cuanto ense¤a, imponer algo es exigirlo sin ninguna clase de explicaciones, pero cuando se explica el por qu‚ de ello no hay imposici¢n. Para hacer ver esto con claridad valg monos de un ejemplo: Prohibe un padre a su hija que se case con determinado sujeto. Si se limita a decirle: "No te casas con ‚l porque yo te lo prohibo", ciertamente que le est  imponiendo su voluntad a la fuerza; pero si el padre le dice v.g.: "hija, no debes casarte con este individuo por muchas razones; desde luego t£ tienes 19 a¤os y ‚l ya tiene 50, lo que ser  causa de que pronto sus gustos no concuerden, mientras t£ estar s todav¡a deseando las diversiones, ‚l ya no tendr  voluntad alguna para divertirse; adem s, a ‚l no le gusta trabajar y como no tiene ning£n capital, no podr  sostenerte y lo que es todav¡a peor, mucho peor, se ha divorciado de una mujer con la que est  casado por la Iglesia y con la que tiene 5 hijos; t£, por lo tanto, no puedes casarte debidamente con ‚l, tan s¢lo podr¡as casarte por lo civil, casamiento que es NULO entre bautizados, por lo que vivir s con ‚l en estado de adulterio, que es mucho peor que el de amasiato; no podr s, por supuesto, acercarte a recibir la Sagrada Comuni¢n, pues no encontrar s ning£n Sacerdote que te d‚ la absoluci¢n; si te casas con ‚l ser s muy desgraciada". Si el padre habla a su hija en esta forma, s¢lo un menguado podr  decir que les est  imponiendo su voluntad. Pues de igual manera el Catolicismo no impone sus dogmas a la fuerza porque no se limita a decir al fiel: "Si no crees ‚sto te vas al infierno", sino que le da las razones por las que debe creer en ello, le da las pruebas de la verdad de lo que tiene que aceptar, y el conjunto de estas razones y de estas pruebas forma precisamente una Ciencia que se llama la *Apoleg‚tica*. Parecer¡a que con lo dicho ser¡a bastante para entender lo que es la Apolog‚tica, pero como la experiencia ha descubierto cu n dif¡cil es que entiendan lo que es esta Ciencia, aquellos cuya inteligencia en cuesti¢n de Religi¢n ha sido atrofiada por la escuela laica, vamos a presentar algunas definiciones de ella con la experanza de que ayuden a entenderla. Los autores de Apolog‚tica m s conocidos en M‚xico la definen en estos t‚rminos: Apolog‚tica es la Ciencia que demuestra la credibilidad de la Relgi¢n Cat¢lica. [No citamos los autores notados en el original]. La Apolog‚tica es la Ciencia que establece los fundamentos o pre mbulos de la fe, demostrando que es perfectamente racional, leg¡timo e indispensable el creer. La Apolog‚tica es la justificaci¢n y la defensa de la fe cat¢lica. [...]: la Apolog‚tica es la Ciencia de la justificaci¢n de los t¡tulos de la Iglesia Cat¢lica a ense¤ar y a dirigir las almas. Bien podemos decir que la Apolog‚tica es la Ciencia de los porqu‚s en cuesti¢n de Religi¢n, pues ella contesta todos los porqu‚s que se han hecho, que se hacen o que se har n al Catolicismo. Ella da raz¢n de todo cuanto ‚ste ense¤a. La palabra *Apolog‚tica* viene de apolog¡a que quiere decir defensa. La Apolog‚tica pues, es la Ciencia de la defensa RACIONAL de la Religi¢n Cat¢lica. Decimos racional porque la defiende de acuerdo con la raz¢n, no con el sentimiento, ni con la intuici¢n, que no son facultades para descubrir la verdad, como falsamente lo pretenden los impersonales y los te¢sofos, sino con la raz¢n, que es la facultad que permite al hombre, que es un ser racional, reflexionando, descubrir la verdad. As¡ pues, podemos definirla as¡: La apolog‚tica es la Ciencia que defiende la Religi¢n cat¢lica DEMOSTRANDO: Äsus fundamentos cient¡ficos, Äla verdad de sus doctrinas y Äla falsedad de los ataques de sus enemigos. El campo de la Apolog‚tica. He aqu¡ los principales temas que trata la Apolog‚tica: * Demuestra la existencia de Dios REMUNERADOR. * Demuestra la necesidad de la Religi¢n. * Demuestra la necesidad de la Religi¢n verdadera. * Establece de acuerdo con la raz¢n, las cualidades que debe tener la Religi¢n verdadera. * Prueba la falsedad de las religiones falsas poniendo en evidencia que no tienen ninguna de dichas cualidades. * Prueba que el Catolicismo es la Religi¢n Verdadera, haciendo ver que ‚l s¡ tiene todas estas cualidades. * Nos da a conocer los fundamentos cient¡ficos de la Religi¢n Cat¢lica. * Demuestra la verdad de todas las ense¤anzas del Catolicismo. * Refuta las objeciones que al Catolicismo y a la Iglesia hacen sus enemigos. * Nos da a conocer la excelencia del Catolicismo sobre las dem s religiones y en fin: * Nos da a conocer las requezas inestimables que ‚l nos proporciona. [...] Y no queremos terminar este art¡culo sin llamar la atenci¢n a que muchas veces la mejor manera de defender nuestra Religi¢n, contra los ataques de sus enemigos, es el exponer claramente sus doctrinas, pues frecuentemente estos ataques se deben a un conocimiento equivocado de lo que ella ense¤a, equivocaciones a las que suelen aferrarse tanto sus enemigos, que presenta grandes dificultades hacerles aceptar que la Iglesia ense¤a lo que realmente ense¤a, ejemplo entre tantos otros la frase "fuera de la Iglesia no hay salvaci¢n", que mal interpretada por los ignorantes, realmente es condenada por la raz¢n como injusta, pero que bien interpretada no puede ser m s l¢gica ni m s leg¡tima. Otro ejemplo la pretendida adoraci¢n de las im genes tan tra¡da y llevada por los protestantes, los que por ning£n motivo quieren aceptar la diferencia que hay entre adorar y venerar, as¡ como que los cat¢licos adoramos s¢lo a Dios y veneramos las im genes que lo representan, as¡ como las de la Virgen y los Santos. Excelencia de la Apolog‚tica Cualquiera persona que entienda lo que es la Apolog‚tica, por poco que reflexione en ello, se dar  cuenta de la importancia tan grande, tan capital, que tiene para el cristiano conocer esta maravillosa Ciencia, pues el hombre que es un ser esencialmente racional se debe a s¡ mismo, a su naturaleza, a su dignidad, a su objeto, la obligaci¢n de no aceptar sino aquello que es verdadero y para saber que lo es, necesita conocer las PRUEBAS completas de su verdad. Es contra la dignidad del hombre, insistimos, adherirse a una idea sin antes haber evidenciado su verdad, pues la esencia de un ser racional es discurrir, reflexionar, juzgar, distinguir entre lo verdadero y lo falso, de igual modo que la de un ser irracional es el no juzgar. La Apolog‚tica, al presentarnos las pruebas de la verdad de nuestra Religi¢n, las pruebas de que ella es la £nica Religi¢n Verdadera, nos lleva a profesarla por CONVENCIMIENTO, a no ser simplemente de esos cat¢licos sentimentales que conservan su Religi¢n por rutina, porque en esa Religi¢n nacieron, o porque es la Religi¢n de sus padres, lo que f cilmente se ve no es una buena raz¢n para conservarse cat¢licos, pues entonces habr¡a que aceptar que los hijos de los protestantes deber¡an seguir siendo protestantes; los de los paganos, paganos; los de herejes herejes; si sus padres as¡ lo fueron. La excelencia de la Apolog‚tica consiste, pues, en llevarnos a ser cat¢licos por convicci¢n, a profesar TRIUNFALMENTE nuestra Religi¢n, por estar plenamente convencidos de que el Catolicismo es la Religi¢n Verdadera, de que es la RELIGION DE DIOS. N.-S. Jesucristo Primer Apologista Y que nadie piense que es contra lo que ense¤a nuestra Santa Religi¢n, afirmar, como aqu¡ lo hacemos, que es el revesamiento total de la inteligencia del hombre adherirse ciegamente a algo, peor a£n, a lo incomprensible, como son los misterios del Catolicismo, sin antes haber evidenciado su realidad, pues nuestra Religi¢n es esencialmente racional, y siempre lo ha sido, desde su nacimiento, ya que Nuestro Se¤or Jesucristo fue el primer apologista, pues nada ense¤aba sin presentar las pruebas de su verdad, sus motivos de credibilidad. En efecto: si al leer los Evangelios nos vamos fijando en ello, descubrimos c¢mo Nuestro Se¤or Jesucristo presentaba, y en superabundancia, las pruebas necesarias para que fueran aceptadas sus doctrinas. As¡, como prueba de que El es el Mes¡as, y por lo tanto de su autoridad para ense¤ar, unas veces da el cumplimiento en El de las Profec¡as Mesi nicas: Las Escrituras que acab is de o¡r hoy se han cumplido: (Lc IV, 19, 21; Mt XXVI, 54, 56); otras veces los milagros que hac¡a: Las obras que Yo hago, dan testimonio en mi favor, de que me ha enviado el Padre (Jn V, 36); otras veces, en fin, la Santidad de su vida: ¨Qu¡en de vosotros me convencer  de pecado? pues si os digo la verdad ¨por qu‚ no me cre‚is? (Jn VII, 46). Para probar que tiene el poder de perdonar los pecados, cura al paral¡tico (Mt IX, 2 y ss); para establecer su Presencia Real en la Sagrada Eucarist¡a da como prueba de su poder divino, su pr¢xima ascensi¢n a los Cielos: ¨Pues qu‚ ser  si viereis al Hijo del Hombre subir a donde antes estaba? (Jn VI, 63). Y no p¢cas veces las pruebas anteceden a la Doctrina. El primero presenta las pruebas y deja que sus Ap¢stoles, que sus disc¡pulos, raciocinando deduzcan de ellas la doctrina que quiere establecer. Un ejemplo entre otros de esto y por cierto precios¡simo, lo tenemos en aquella ocasi¢n en que San Juan Bautista, queriendo orillar a Nuestro Se¤or Jesucristo a que de una vez se proclamara como el Mes¡as esperado, manda a dos de sus disc¡pulos a preguntarle "¨Eres t£ el Mes¡as que ha de venir, o debemos esperar a otro?" pregunta a la que Nuestro Se¤or Jesucristo no dio contestaci¢n directa, sino que haciendo muchos milagros ante ellos prob¢ que era el Mes¡as esperado dici‚ndoles despu‚s: Id y contad a Juan lo que hab‚is o¡do y visto; los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia el Evangelio a los pobres (Mt XI, 3-6), dando as¡ primero las pruebas y dejando que San Juan deduzca de ellas la doctrina. Y todos los Ap¢stoles siguiendo el ejemplo de Nuestro Se¤or Jesucristo, presentan racionalmente la Religi¢n Cristiana y quieren que los fieles la profesen por convicci¢n, as¡ el Ap¢stol San Pedro los exhorta: "estad prontos siempre a dar satisfacci¢n a cualquiera que os pida raz¢n de la esperanza o religi¢n en que viv¡s" (1 Pedro III, 15). Necesidad de la Apolog‚tica. Vemos pues que desde los tiempos Apost¢licos se impon¡a la necesidad de la Apolog‚tica no solamente para defender la Religi¢n, sino para que fuera aceptada racionalmente su Doctrina, y as¡ ha sido a trav‚s de todos los siglos que ha recorrido triunfante la Iglesia de Cristo, habiendo producido sin cesar en todas las ‚pocas, notables fil¢sofos, sabios insignes, y Santos admirables que han sido sus gloriosos apologistas. Y todav¡a en M‚xico, [y tambi‚n en los EE-UU] en la ‚poca actual es m s necesario, indispensable, el estudio de la Apolog‚tica, porque la esuela laica al mismo tiempo que ignorantes en Religi¢n, produce mentes rebeldes que no admiten sumisi¢n sino para lo que va de acuerdo con su torcida raz¢n. En efecto: la escuela laica no toma como base para formar a los alumnos, como deber¡a ser, tanto la Religi¢n como las ciencias Matem ticas, sino solamente ‚stas. Apenas la raz¢n del ni¤o es capaz de comprenderla, se le ense¤a la Aritm‚tica razonada, despu‚s las Matem ticas, que demuestran todo cu nto ense¤an y se lleva as¡ al alumno a despreciar el principio de autoridad, a ver como degradante, como absurdo, aceptar una proposici¢n por el testimonio de otro, aunque ‚ste sea el hombre m s sabio del mundo. No concibe as¡ el educado en la escuela laica que nadie que se respete a s¡ mismo, que respete su propia dignidad, pueda aceptar como cierta, por ejemplo, la f¢rmula del binomio de Newton simplemente porque as¡ la ense¤¢ este gran sabio, pues requiere, para aceptarla, la demostraci¢n de su verdad. Formadas as¡ las mentalidades, ignorantes por completo de la existencia de la Ciencia de la Apolog‚tica, naturalmente rechazan la Religi¢n que ven como una imposici¢n arbitraria, pues la juzgan indemostrable. Y esta es indudablemente, si no la £nica, s¡ una de las causas principales por las que en M‚xico los hombres son menos religiosos que las mujeres, pues ‚stas no son, o al menos no lo eran antes, formadas a base de Matem ticas. Pero con demasiada frecuencia desgraciadamente podemos constatar cu ntas de ellas pierdan la fe cuando siguen los estudios universitarios. Y a¤ dase a ‚sto la propaganda her‚tica de todas clases que actualmente est  en auge en toda la Rep£blica, que nos llega con tan variados como enga¤osos nombres, tales como: Älos "evang‚licos" nombre con que se disfrazan los protestantes Äla Iglesia de Dios, ÄLos Rosa Cruces, ÄLa Vida Impersonal, ÄLa Ciencia Cristiana, ÄLos Testigos de Jehov , Äel Espiritualismo, Äla Ciencia del Ser, Äla Sociedad Altruista de los amigos del hombre, la Sociedad Cultural Navarte, Äel Existencialismo, etc., etc., que no pocas veces se nos presentan pretendiendo, con toda falsedad, estar de acuerdo con la raz¢n y se ver  claramente por qu‚ hay cat¢licos que desertan de su Religi¢n y la necesidad que hay, para evitarlo, de que no solamente conozcan su doctrina, sino las pruebas de la verdad de ella, es decir, de la Apolog‚tica. Y nada como la Apolog‚tica dignifica al cristiano, pues ella lo ense¤a a ejercitar la raz¢n, a reflexionar, a distinguir entre lo que debe y lo que no debe aceptar como cierto, en cualquier rama del saber humano y especialmente en cuesti¢n de Religi¢n. Ella lo aparta de creer en tantos falsos prodigios, en tantas falsas apariciones, en tantas revelaciones privadas y tantas supersticiones como propagan los que, ignorantes en esta Ciencia, creen que para ser creyente, hay que ser cr‚dulo, que es mejor creyente el que es m s cr‚dulo, el que acepta con m s facilidad, sin ninguna prueba cient¡fica, las fantas¡as, llam‚smoslas as¡, que propagan con un celo digno de mejor causa, las personas cr‚dulas y a las que se aferran m s firmemente y dan mayor importancia que a los maravillosos y cient¡ficamente comprobados milagros de Nuestro Se¤or Jesucristo y a los sagrados dogmas de nuestra santa Religi¢n. El cat¢lico instru¡do en Apolog‚tica es creyente, no cr‚dulo. [...] Tres ejemplos de c¢mo refuta la Apolog‚tica los ataques de sus enemigos No queremos terminar este Folleto sin presentar algunos ejemplos de c¢mo refuta la Apolog‚tica los ataques de sus enemigos. En las p ginas anteriores ya refutamos la idea equivocada de que el Catolicismo impone sus dogmas a la fuerza. Vamos ahora a refutar los 3 errores siguentes: --Yo no admito el Catolicismo a causa de sus misterios. --La Ciencia y la Religi¢n son incompatibles. --Yo no acepto la Infalibilidad del Papa. Yo no admito el Catolicismo a causa de sus misterios Una de las razones, mejor dir¡amos, pretextos, que alegan los que han sido formados en la escuela laica para haberse apartado del Catolicismo, es que ‚ste contiene misterios que son incomprensibles para el hombre y que su raz¢n se resiste a aceptar lo que no comprende. F cil es ver cu n inconscientes est n ‚stos tales acerca de sus conocimientios cient¡ficos, pues ¨qu‚ acaso en las ciencias profanas no hay tambi‚n misterios? Si pusieran en ello su atenci¢n encontrar¡an que hay misterios en cuanto nos rodea. Constatan los hombres de ciencia los fen¢menos, establecen las leyes que los rigen, y las aprovechan en la pr ctica, pero todos los m s eminentes de ellos sean f¡sicos, qu¡micos, ge¢logos, etc., proclaman un nimemente que ignoran el "por qu‚ explicador" de los fen¢menos constatados. ¨Cu l es la causa de que a cado grupo de  tomos correspondan tales o cuales propiedades y tales o cuales a otros? ¨Cu les son las causas de la inercia de la materia inanimada y de los variados movimientos de la viviente? Todo eso es un misterio, as¡ como lo es ¨qu‚ es el tiempo? ¨qu‚ es el sue¤o? ¨d¢nde termina el espacio? Y encontramos el misterio a£n en donde menos era de esperar encontrarlo: ­hasta en las Matem ticas! Misterios son las ra¡ces imaginarias; misterio es que sea imposible encontrar la raz¢n exacta entre la circunferencia y el di metro, o dicho de otro modo, la cuadratura del c¡rculo; misterio es por qu‚ la no supresi¢n oportuna de un factor com£n al resolver una ecuaci¢n puede llevarnos a un absurdo, misterio es la ra¡z cuadrada de una cantidad negativa. Y n¢tese que mientras en el orden profano se embota la raz¢n al encontrarse con uno de estos misterios, los del Catolicismo, por el contrario, como el de la Sant¡sima Trinidad, el de la Encarnaci¢n, el de la Redenci¢n, y el de la Sagrada Eucarist¡a, son LUZ PARA NUESTRA RAZON, pues ellos, que no son sino sombras para un pobre ne¢fito recientemente bautizado, o para el cat¢lico ignorante formado en la escuela laica, son susceptibles de ACLARARSE A NUESTROS OJOS CON RAYOS DE LUZ QUE NOS DESLUMBRAN SI SABEMOS ESTUDIARLOS SOBRIA Y PIADOSAMENTE, seg£n nos dice S. S. el Papa Le¢n XIII en la Constituci¢n "Dei Filius", hasta llegar a deslumbrar los ojos intelectuales de un Santo Tom s de Aquino, de un Bossuet y de todas las almas contemplativas. La Ciencia y la Religi¢n no son incompatibles. Los enemigos de la Religi¢n formados en la escuela laica, la combaten tambi‚n bajo el punto de vista cient¡fico, afirmando como Ren n que la Ciencia y la Religi¢n son incompatibles. Est n completamente equivocados: no puede haber incompatibilidad entre la Ciencia profana y la Religi¢n porque ambas ejercitan sus actividades en dos campos diferentes: aqu‚lla en el material, ‚sta en el espiritual. Pero hay todav¡a m s: los que piensan como venimos diciendo, ignoran que la Doctrina Cat¢lica misma es una Ciencia, pues como se establece en el Folleto E.V.C. No. 15, "¨Es la Doctrina Cat¢lica una Ciencia?", ella tiene por fundamento tres principios evidentes, tres verdades racionales, a saber: *la existencia de Dios REMUNERADOR; *la Divinidad de Cristo y *la Autoridad Divina de la Iglesia, que l¢gicamente se deducen de hechos cient¡ficamente ciertos, y de estas 3 verdades l¢gicamente se desprende toda la maravillosa Doctrina Cat¢lica que, como toda verdadera Ciencia, tiene fines y aplicaciones pr cticos, siendo los de la Doctrina Cat¢lica los m s maravillosos de todos: la salvaci¢n del g‚nero humano. Con cu nta raz¢n Santo Tom s de Aquino, en el mero principio de su maravillosa Suma Teol¢gica, discute la Doctrina Cat¢lica bajo el punto de vista cient¡fico y llega a esta conclusi¢n irrefutable: "La Doctrina Sagrada es Ciencia que dimana de los principios de la Ciencia Superior que £nicamente pertenece a Dios y a los bienaventurados. --La Ciencia Sagrada es absolutamente la m s noble de todas las ciencias. Como especulativa sobrepuja en mucho a todas las especulativas y como pr ctica sobrepasa del mismo modo a las pr ctics". NOTA: De los 432 sabios de primera l¡nea que vio florecer el siglo XIX, m s de la mitad eran cat¢licos y tan s¢lo 16 eran incr‚dulos. (Foll. E.V.C. 23, p g. 24). Yo no acepto la Infalibilidad del Papa Una de las principales ideas con que procuran los enemigos de la Religi¢n Cat¢lica alejar de ella a los fieles ignorantes, es presentarles como falso el dogma de la Infalibilidad del Papa, dici‚ndoles que es de humanos errar y que siendo el Papa humano, forzosamente tiene que errar. Los hacen creer que esta infalibilidad consiste en que el Papa nunca puede pecar, en que nunca puede equivocarse cuando da su opini¢n sobre cualquiera cosa que sea. Esto es un enga¤o miserable. Desde luego la Infalibilidad no es lo mismo que la impecabilidad. El Papa puede pecar como cualquiera otro hombre y de cierto ha habido Papas, muy pocos por cierto, que no han llevado una vida tan santa como la que al Papa corresponde. Y el Papa puede equivocarse como cualquier hombre sabio hablando de cosas profanas, de ciencia, de arte, pues su infalibilidad consiste simplemente en que, por una asistencia muy especial del Esp¡ritu Santo, no puede errar cuando: 1. Ädefine alguna doctrina religiosa; 2. Ähablando como Sucesor de San Pedro; 3. Ädirigi‚ndose a todo el pueblo cristiano y 4. Ähaciendo notar que la verdad definida forma parte de la Revelaci¢n y que por los tanto quien no la acepta queda excomulgado. A los o¡dos protestantes sonar  m s claro decir que la Infalibilidad del Papa consiste en que no puede equivocarse al interpretar la Biblia. Eso es todo. El dogma de la Infalibilidad del Papa se funda, como en el Folleto E.V.C. No. 72 claramente se explica, en las propias palabras de Nuestro Se¤or Jesucristo que promete a sus Ap¢stoles estar con ellos hasta la consumaci¢n de los siglos (Mt. XXVIII, 20) y que les dice: "Quien a vosotros oye a M¡ oye" (Lucas X, 16); si el Papa, que es la autoridad m xima de la Religi¢n de Cristo, se equivocara ¨podr¡amos acaso o¡r en ‚l la voz de Cristo? Y decimos que el Papa no se equivoca por una asistencia muy especial del Esp¡ritu Santo, por una asistencia, es decir, no creemos que el Esp¡ritu Santo le revele doctrinas nuevas, ni siquiera que lo *inspire*, sino simplemente que lo *asiste*. Cu n racional y s¢lida aparece ante nuestra inteligencia la Doctrina Cat¢lica sobre la Infalibilidad del Papa cuando la comparamos con los absurdos tan grandes en que incurren los que no aceptan su Infalibilidad, para venir a aceptar la de un pastor protestante al interpretar la Biblia y peor, para aceptar como Revelaci¢n Divina, nada menos que del Esp¡ritu Santo lo que dice cualquier mujer leguleya, falta de ilustraci¢n y hasta de mala conducta, como lo aceptan los espiritualistas; o las revelaciones de los pretendidos Mahatmas como lo aceptan los te¢sofos, o del an¢nimo autor de la Vida Impersonal. Muchos creen que la Infalibilidad del Papa consiste en que cualquier d¡a, sin m s refexi¢n, sin ning£n estudio, sin consultar con nadie, simplemente por intuici¢n, por una corazonada, hasta por un capricho, se le ocurre definir cualquier ense¤anza religiosa y la define como dogma. Para que puedan darse cuenta de cu n equivocados est n los que piensan as¡, reproducimos a continuaci¢n, extractadas, las palabras que S.S. el Papa P¡o XII pronunci¢, el el Consistorio que celebr¢ el d¡a 30 de octubre de 1951, en el Palacio Vaticano, en la Sala de las Bendiciones, donde hab¡a convocado a 35 Cardenales y 485 Arzobispos y Obispos para pedirles su consentimiento acerca de la definici¢n del Dogma de la Asunci¢n de la Sant¡sima Virgen. Palabras de S. S. el Papa. "Comprender‚is bien los motivos por los cuales os "hemos convocado a este Consistorio sacro: "Con la seguridad que el Divino Redentor ha transmitido al "Pr¡ncipe de los Ap¢stoles y a sus Sucesores, tenemos la "intenci¢n de proclamar y definir que... la Iglesia cree y "honra lo que a trav‚s de los siglos los Santos Padres, "Doctores y Te¢logos han sostenido... que la Virgen Mar¡a "y Madre de Dios subi¢ a la Gloria en alma y cuerpo. (1). "Antes de tomar esta decisi¢n, cre¡mos oportuno, como "es sabido, confiar el estudio del caso a los peritos; "ellos, por orden Nuestra, reunieron todas las peticiones "que llegaban a la Santa Sede respecto al asunto y las "examinaron con cuidadosa atenci¢n... "Con una gran diligencia estudiaron todos los "testimonios, demostraciones y signos de la Fe com£n de la "Iglesia acerca de la asunci¢n corp¢rea de la Sant¡sma "Virgen al cielo.... "Enviamos adem s cartas a todos los Obispos para "pedirles que nos manifestaran no s¢lo sus propias "opiniones, sino tambi‚n los pensamientos y deseos del "Clero y del Pueblo. "En un admirable y casi un nime coro llegaron a Nos de "todas partes del mundo, las voces de los Pastores y "fieles que profesan la misma fe y piden lo mismo como un "alto deseo de todos. Decidimos entonces que no debe "permitirse ninguna demora para llegar a la definici¢n del "dogma... "Es admirable entonces, que tal verdad firmemente "cre¡da por los sagrados Pastores y el pueblo, ha sido "revelada por Dios y puede ser definida por nuestra "Suprema autoridad. "No sin la voluntad de la Divina Providencia este "afortunado suceso coincide con el a¤o Santo que est  "terminando. A todos, especialmente a los que de todas las "partes del mundo han venido a esta amada Ciudad a "purificar sus almas... parece que la Sant¡sima Virgen "Mar¡a... extiende sus manos maternales exhort ndolos a "ascender con valor... para que ... lleguen a gozar de las "bendiciones supremas en la tierra celestial..." __________ Nota (1). Estas palabras de S. S. el Papa nos hacen ver cu n errados est n los que por ignorancia o mala fe pretenden que siempre hay cosas nuevas que creer en la Iglesia que el Papa al definir una verdad "inventa" un nuevo dogma, pues lo que en realidad hace S. S. el Papa en estos casos es precisar formalmente una Doctrina que la Iglesia a trav‚s de los siglos siempre ha cr‚do. Terminado el discurso, pregunt¢ el Romano Pont¡fice: "¨Os place Venerables hermanos, que proclamemos "solemnemente como un dogma revelado por Dios, la Asunci¢n "corp¢ria al cielo de la Sant¡sima Viergen?" Uno por uno contestaron los Prelados: "Placet". "Nos satisface inmensamente, prosigui¢ el Papa, que "todos, casi con un solo pensamiento y una sola voz, "est‚is de acuerdo con lo que tambi‚n nos place a Nos, "porque este admirable consentimiento de Cardenales y "Obispos con el Pont¡fice Romano demuestra a£n m s "claramente lo que la Santa Iglesia cree, ense¤a y desea "sobre este asunto". Y dos d¡as despu‚s, el d¡a 1ø de noviembre, una multitud que se calcula en 700,000 personas, que llenaba la Bas¡lica de San Pedro de Roma, la Plaza de San Pedro y toda la V¡a de la Consiliazione, pudo o¡r, as¡ como el mundo entero, gracias a alto parlantes debidamente colocados y a las Transmisoras de Radio, el discurso de S. S. el Papa del que reproducimos estas palabras. "PRONUNCIAMOS, DECLARAMOS Y DEFINIMOS SER DOGMA DE "REVELACION DIVINA QUE LA INMACULADA MADRE DE DIOS, "SIEMPRE VIRGEN MARIA, CUMPLIDO EL CURSO DE SU VIDA "TERRENA, FUE ASUNTA EN CUERPO Y ALMA A LA GLORIA "CELESTE". De una manera tan clara las palabras anteriores de S. S. el Papa, expresan la manera tan racional, tan llena de respeto a toda la Grey cristiana con que ejercita su Infalibilidad, que s¢lo quien est‚ cegado por un odio mortal a la Religi¢n Cat¢lica, s¢lo quien est‚ en su error obsecado por el mismo diablo, podr , por poca inteligencia que tenga, no llenarse de admiraci¢n, de azoro, de estupor, ante semejante prodigio. Laus tibi Christi "INSTRUCCION RELIGIOSA Y EUCARISTIA" (Tirado del folleto E.V.C. #343, 8a edici¢n 1991) LA RAZON Y LA FE. El hombre, como los animales, puede darse cuenta de la realidad de las cosas materiales por medio de los sentidos: ver, o¡r, gustar, oler y tocar. El hombre, como el animal, si ve un r¡o sabe que en ‚l hay agua; si oye el rugido de un le¢n, sabe que hay uno en las cercan¡as; oliendo distingue, como los animales, una cosa de otras, sabe por ejemplo, si un trozo de carne est  podrido o sano; por el sentido del gusto distingue la sal del az£car; por el tacto sabe si una cosa es lisa o  spera, etc., etc., por medio de los sentidos se relaciona con el mundo exterior. Pero el hombre se distingue de los animales, porque est  dotado de LA RAZON que es la facultad que le permite, REFLEXIONANDO sobre cosas que conoce, descubrir otras que le son desconocidas, que no le son reveladas por los sentidos, as¡ como dictaminar [juzgar] si alguna proposici¢n es cierta o falsa. Ejemplos: Fue por la raz¢n, que el hombre reflexionando sobre ciertas cosas que percib¡a por el sentido de la vista, descubri¢ que la tierra era redonda. Ve el hombre que el sol gira alrededor de la Tierra pero, reflexionando, su raz¢n descubri¢ que era ella la que giraba alrededor de s¡ misma. Descubre el juez qui‚n es el culpable de un asesinato, aunque no hay visto al acusado cometerlo, reflexionando sobre las circunstancias que lo rodearon. As¡, pues, el hombre reflexionando sobre los efectos, descubre las causas que los producen, pero no es infalible pues abundan los casos en que la raz¢n humana falla. _____________ Nota: "Si alguien dijera que Dios vivo y verdadero, Creador y Se¤or Nuestro, no puede ser ciertamente conocido por la luz natural de la Raz¢n, por medio de las cosas que han sido hechas, sea anatematizado" Concilio Vaticano I, Sesi¢n 3a. Cap. I. _____________ QUE ES LA FE Si hay grande ignorancia sobre lo que es la Raz¢n, mucho m s hay sobre lo que es la FE. Podemos distinguir dos clases de Fe: la Fe Natural y la Fe Sobrenatural o Teol¢gica. La Fe Natural en sentido general, es creer en la palabra de otro. Poco necesitamos reflexionar, para darnos cuenta de la importancia de la fe natural en la vida del hombre, pues pocas cosas son las que descubrimos o sabemos por nosotros mismos, por lo que la inmensa cantidad de conocimientos que tenemos, se los debemos a la fe natural que tenemos a nuestro padres, maestros, pr¢jimo, libros, revistas, etc., etc. Esta Fe natural puede ser razonable o no; es razonable, cuando tenemos motivos bastantes, para estar ciertos de que el testimonio de otra persona est  respaldado por conocimientos bastantes, que no trata de enga¤arnos, etc. Por el contrario no es razonable cuando creemos a la ligera lo dicho por otra persona que no sabemos ni qui‚n es, de d¢nde viene, qu‚ intereses la mueven, qu‚ intenciones trae, etc., etc. La Fe Teol¢gica o sobrenatural, es la adhesi¢n del intelecto bajo el influjo de la Gracia, a una verdad revelada no por la raz¢n de su evidencia intr¡nseca, sino bas ndose en la autoridad de Dios. La Fe es la realidad anticipada de lo que esperamos; la bienaventuranza eterna, y la prueba demostrativa de lo que la mente no ve. Las verdades divinas, superando la limitaci¢n de la capacidad del hombre, no pueden determinar el asentimiento del intelecto, es por esto que es necesaria la intervenci¢n de la voluntad para mover el intelecto a adherirse a la verdad revelada, aunque incomprensible, en homenaje a Dios. Por lo tanto la Fe es un "obsequio de la raz¢n", una sujeci¢n libre del intelecto humano a la verdad revelada, y es por esto que es un acto meritorio. (Folleto E.V.C. #343, 8a edici¢n 1991 por Pedro Sembrador) ------------------------------------------------------------------- Provided courtesy of: Eternal Word Television Network 5817 Old Leeds Road Irondale, AL 35210 www.ewtn.com .